Representante de MORENA ante el INE
Para un organismo como el Instituto Nacional Electoral, el aprobar un presupuesto elevado generará una apabullante desaprobación entre los ciudadanos, pero me parece que el tema no es la percepción, desafortunadamente el tema es, muchas de las veces y no sólo por el Instituto Nacional Electoral, la realidad económica de nuestra nación, en donde la pobreza de la población, contrasta con la abundancia en las altas esferas gubernamentales.
En un país donde los funcionarios públicos tienen canonjías que insultan a los ciudadanos, evidentemente cualquier gasto siempre será motivo de sospecha y percibido como enorme, cualquier gasto será una ofensa para la gran mayoría de los ciudadanos.
En ese sentido, el presupuesto del Instituto Nacional Electoral debiera estar inscrito en el marco de la austeridad; pero se han demostrado en diversos estudios no sólo para esta institución, sino para todas las instituciones gubernamentales de México, que siempre habrá posibilidades de ahorrar aún más recursos económicos. Que hay tela de donde cortar, para hacer realidad el principio juarista. Con acciones concretas y eficientes, el INE y el gobierno federal podrían ahorrar miles de millones de pesos y destinarse a inversión social. Ya en la campaña electoral del 2012, nuestro dirigente Andrés Manuel López Obrador, detalló un ambicioso plan de austeridad república, para implementarlo se requiere voluntad y amor a la patria.
Ahí está el meollo del asunto, cómo la austeridad se tiene que convertir en el eje de las acciones de los gobiernos y las acciones de las instituciones públicas.
¿Por qué aprobar un Presupuesto como éste? En donde se incluye el financiamiento a los partidos políticos, que siguen siendo cantidades millonarias. Desde mi punto de vista, los recursos a los partidos nos debe regresar al tema de la inequidad en la distribución de los recursos públicos para los partidos políticos. La fórmula de distribución del financiamiento público de 70-30 es un atentado a la equidad. El modelo electoral busca beneficiar a unos cuantos y provoca distorsión en la competencia electoral.
Existen quienes lo justifican diciendo que es derivado del voto popular. Sí, pero es el viejo discurso o la vieja discusión de qué es primero, el huevo o la gallina.
Si partimos de inequidad de arranque, ¿Tendremos los mismos resultados al final de la jornada electoral? O si derivado de los resultados de la Jornada Electoral asignamos recursos a los partidos, es probable y sostengo que, eso determina la cantidad de votos que tienen todos los partidos.
Por eso, la inequidad sigue estando como un tema fundamental en la discusión pública y sé que eso no se va a resolver aquí, finalmente es una discusión que trasciende al órgano y trasciende a las personas, pero me parece que ese debiera ser el tema. Ojalá así como se hacen llamados a que el legislativo apruebe el presupuesto, ojalá también hubiera llamados a que el legislativo revise el tema de la inequidad.
Por el otro lado, se plantea ahora una modificación sobre el tema de la casilla única. Soy de los que sostienen que al asumir este órgano facultades en el tema de la casilla, también implica un gasto. Creo que tenerlo con los Organismos Públicos Electorales Locales, no es congruente con el espíritu que animó la reforma electoral, más allá de la discusión de si es correcta o no la reforma.
Siempre he sostenido evidentemente que las instituciones tienen que ahorrar, como por ejemplo, en el tema de la renta. Pero no estoy convencido de que simplemente dando un salto para una inversión inmobiliaria se pueda dar. Ojalá y esa inversión inmobiliaria esté debidamente cuidada. Espero que el tema de vigilancia, de transparencia, de rendición de cuentas, de acompañamiento ciudadano para todo lo que eso significa esté presente, porque ya el anterior Instituto Federal Electoral tropezó y espero que este Instituto Nacional Electoral no tropiece con la misma piedra, en el tema inmobiliario.
Nos parece, que el objetivo de tanto gasto en este Instituto Electoral debiera seguir siendo la prioridad que se cuenten los votos, y se cuenten bien. Que no se compren elecciones. Hoy se sigue hablando de fiscalización, de nuevas atribuciones que la reforma otorgó al INE, como una justificación para aprobar éste presupuesto millonario. Sin embargo, hay que revisar el tema de la fiscalización, pues en la historia electoral del país, sobre todo en 2012, se han gastado cantidades enormes, para fiscalizar, sin embargo, los resultados son desastrosos. Sí, se gastó mucho en fiscalización, pero al final un personaje que hizo uso de recursos ilícitos, hoy despacha en Los Pinos. Y la autoridad electoral fue absolutamente rebasada, y de facto se convirtió en complice. En ese sentido, creo que el presupuesto tiene que garantizar austeridad y hacer efectiva la equidad.
Evidentemente que en MORENA estamos en contra del dispendio, no lo respaldamos. Aunque no es un problema exclusivo del Instituto Nacional Electoral, el dispendio en las instituciones públicas, es un asunto estructural y de moral pública. Rechazamos el gasto millonario del INE, seguimos creyendo que la democracia, si fuera efectiva, no debería ser onerosa.
Un consejero electoral decía: El problema es el modelo. Sí, yo le agregaría, no sólo el modelo electoral, es el modelo económico que sigue concentrando, en unas cuantas manos mucho y casi nada en la gran mayoría.
¿Por qué no se discute que Enrique Peña Nieto se gasta 5 mil millones de pesos en publicidad al año? Él sólo, el Titular del Ejecutivo dispone, en su bolsa, de 5 mil millones de pesos para publicidad gubernamental. Por cierto, publicidad que no ha sido regulada a pesar de que dijo que iba a crear un órgano para la contratación.
¿Por qué no se discute el tema de cuánto le cuesta al país la compra del avión presidencial? Si no mal recuerdo, creo que cuesta la mitad del presupuesto del Instituto Nacional Electoral o un poco más.
Ya llevamos 5 mil millones y 7 mil millones más del avión presidencial, dan como resultado el presupuesto del Instituto Nacional Electoral, pero la diferencia es que aquí es una institución y allá es el Titular del Ejecutivo de un solo poder. Y así le podemos ir sumando.
Por eso el tema, insisto, no es sólo exclusivo del Instituto Nacional Electoral, es un problema del modelo mexicano, donde se sigue viendo a los cargos públicos como una situación de privilegio y no como un espacio para servir.
Podemos poner otro ejemplo, gastos médicos mayores, y podríamos sacar listas de cuánto. El gobierno federal gasta varios miles de millones de pesos en gastos médicos mayores, obvio, siempre para la alta burocracia, porque eso no llega a la burocracia de a píe, y así le vamos sumando. Gobierno rico y pueblo pobre.
El tema de la austeridad es el tema fundamental. Algunos pensarán bueno, ahora estamos discutiendo el presupuesto del Instituto Nacional Electoral, no el presupuesto del país. Es cierto, pero en el marco del presupuesto del país, el Instituto Nacional Electoral no está ajeno y al no estar ajeno, el tema sigue siendo austeridad. Considero que avanzar en la construcción de un estado social de derecho, requiere funcionarios que se ajusten, como decía el Presidente Juárez, a la “honrosa medianía”.