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Un becario Presidente

Horacio Duarte Olivares: Es  Subsecretario de Empleo y Productividad Laboral de la STPS para el gobierno federal 2018-2024.

 

«Yo pude estudiar por una beca, me da mucho orgullo recordarlo, yo llegué a estudiar la universidad, no tenía dinero, y viví en la casa del estudiante tabasqueño. Nos daban hospedaje y comida y por eso pude estudiar». Recordó el presidente durante la presentación del programa de becas a estudiantes en Tejupilco, Estado de México.

Como este ejemplo por demás conocido a nivel nacional, infinidad de jóvenes mexicanos han podido ayudarse a culminar sus estudios gracias a una beca, con apoyos para manutención, transporte e incluso movilidad.

Hablar del valor social de una beca va más allá de la utilidad económica para los beneficiarios, tiene que ver con su desarrollo y su promoción en lo social y laboral, e incluso de sus propias familias.Un indicador claro de su impacto positivo es la prevención de la exclusión social, diversos estudios han demostrado que a mayor nivel de estudio y/o capacitación, existe mejor integración laboral.

Sin duda, el papel de la educación es la transformación social, una muestra de ello son las políticas de educación superior a partir del movimiento estudiantil de 1968.Como ha ocurrido en todos los grandes alzamientos estudiantiles de los últimos cien años en América Latina, sus participantes compartían una valoración positiva de la educación, entendida básicamente como una institución capaz de proveer herramientas provechosas para la interacción social en sociedades urbanizadas. Su resultado fue que para la década de los años 80, el Estado Mexicano comenzó una planeación de nuevas estrategias, entre las que se encontraba fortalecer las becas de educación superior.

La política nacional de becas del presidente confía en que una sociedad fortalecida debe responder gradualmente al problema de la conflictividad social.Busca el principio de igualdad de oportunidades, empezando por garantizar los derechos al trabajo y al estudio contenidos en la Constitución, enfatiza la necesidad de emparejar las condiciones de arranque, de promover la competencia entre individuos antes que cualquier otra competencia.

Históricamente las becas se han basado en una llamada “discriminación positiva”, que significa la compensación a individuos cuyos antecedentes se reflejan en características y condiciones que truncan las oportunidades formales de una igualdad real, primordialmente a estudiantes de bajos recursos. Pero hoy el reto del gobierno es aun mayor, nos toca atender a una mayoría poblacional que ha sido sistemáticamente excluida, sin oportunidades de estudio y empleo. En esta tarea, diría, vamos en caballo de hacienda, con la participación en el primer mes, de más de 40 mil empresas inscritas como tutores y más de un millón de becarios inscritos al programa de capacitación en el empleo.

Justamente por esta razón la política de becas del presidente camina en dos sentidos. Uno preventivo, el de las becas para estudiantes de nivel medio superior con las becas “Benito Juárez” y superior con las becas universitarias de “Jóvenes Escribiendo el Futuro”, a cargo de la Secretaría de Educación Pública. Y otro de atención que camina hacia la capacitación en el empleo con “Jóvenes Construyendo el Futuro” a cargo de la Secretaría del Trabajo.

Sin miramientos podemos definir el valor de una beca como la correspondencia con el talento y el esfuerzo. Y ese reto lo asumimos en el sexenio. Hacer que los alumnos entren y permanezcan en la escuela, pero también que al concluir puedan tener un empleo.

El recuerdo de Andrés Manuel López Obrador en su discurso es una de las miles de historias de éxito que se esperan durante el sexenio. Efectivamente, el presidente fue un becario, y por supuesto que un becario puede ser el próximo presidente de México.

Publicado originalmente en: https://www.eluniversal.com.mx/articulo/horacio-duarte-olivares/nacion/un-becario-presidente?fbclid=IwAR03DNEgdU7bypUc38nGl59dvOFcjw0CtMcFa3bG2h_iyeamrH-o0mfdfDM

 

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Terminar con el país de la ordeña

Horacio Duarte Olivares: Es Subsecretario de Empleo y Productividad Laboral de la STPS para el gobierno federal 2018-2024.

 

Corrupción y abandono son dos ingredientes que al mezclarse propiciaron la extensión del huachicoleo desde por lo menos hace dos sexenios, uno de los negocios ilícitos más jugosos que representa pérdidas de aproximadamente 66 mil millones de pesos, pérdidas humanas y una base social importante en entidades como Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Estado de México, Michoacán, Puebla, Querétaro, Tamaulipas, Veracruz y la Ciudad de México.

En ese sentido el gobierno de México ha delineado una estrategia de combate que consiste en: implementar estrategias de vigilancia, aumento de la capacidad de transportación de combustibles, aplicación de la ley, y como solución de fondo, un plan de bienestar social que atiende las entidades donde predomina esta práctica.

Una vez más, el sello particular del ejecutivo es una apuesta de actuación que no sólo recae en medidas coercitivas, sino en una estrategia social de fondo. En palabras del presidente un “80 por ciento del combate se centra en ofrecer condiciones de bienestar a la población y un 20 por ciento en la actuación judicial”. Estrategia que se explica a la luz de la tragedia ocurrida en Tlahuelilpan Hidalgo, con una buena parte de pobladores muertos y heridos, pero huachicoleros de alto rango que se albergan en la impunidad desde hace 40 años y deben combatirse.

Su aplicación es mediante un programa de desarrollo para 91 municipios por donde pasan los ductos de PEMEX, asegurando que ningún mexicano tenga la necesidad de dedicarse al robo de hidrocarburos. Buscando beneficiar a un millón 688 mil personas con programas sociales como pensión de adultos mayores, personas con discapacidad, apoyos a pequeños productores agrícolas, tandas para el bienestar, becas para estudiantes y becas de capacitación para el empleo con el programa “Jóvenes Construyendo el Futuro”.

El objetivo esperado a largo plazo es que mejoren considerablemente los estados financieros de PEMEX durante el sexenio, y sobre todo, poder conjurar esta actividad ilícita que recluta personas al por mayor.

Desde hace tiempo Andrés Manuel López Obrador ya había delineado la agenda gubernamental a seguir cuando ganase la presidencia, razón por la cual, los mexicanos están cerrando filas detrás del presidente. Cerca de un 90 por ciento de ciudadanos a nivel nacional ha mostrado su respaldo a las acciones emprendidas por el presidente de México para combatir el huachicoleo. Más del 60 por ciento considera que las medidas aplicadas por el gobierno federal son las correctas y que la población debe confiar y tener paciencia en las medidas adoptadas.

Hoy los mexicanos tienen muy claras las medias de actuación del gobierno federal: Para para combatir la ordeña, debe detenerse el saqueo y la corrupción; para erradicarla deben eliminarse las excusas para el huachicoleo, garantizando el derecho al trabajo y el derecho a un ingreso suficiente.

Publicado originalmente en el periódico El Universal: https://goo.gl/Jf4DSs

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