Horacio Duarte Olivares
Presidente de MORENA en el Estado de México
Una coalición se entiende como la unión de fuerzas de institutos políticos con agendas similares o principios fundamentales en común; o bien, cuando fuerzas políticas con principios totalmente diferentes se alían para alcanzar objetivos de largo alcance pero con un programa de acción en común. Pero las experiencias recientes en algunas entidades de México, revelan que el criterio que ha prevalecido es la obtención del poder por el poder.
Los partidos políticos son agregadores de intereses, por eso cuando el espectro político al que representan es contradictorio, los programas de acción suelen ser distintos, sus fines contrapuestos, se beneficia mayormente a una fuerza política que a otra, dando como resultado un abandono del ciudadano. Por lo que ganar todo, paradójicamente puede significar no ganar nada, pues los intereses del total de quienes ganan son contrapuestos y de inmediato se presenta un nuevo conflicto dentro de esta coalición ganadora.
El ejemplo más ilustrativo es la alianza PAN-PRD, las experiencias en elecciones a gobernador en 2010, revelaron que tal conjunción de fuerzas, terminó por convertirse en simples siglas intercambiables, que llegando al poder desgobernaron y trazaron el camino de regreso al PRI.
La coalición PAN-PRD postuló candidaturas a gobernador en los estados de Oaxaca, Puebla, Sinaloa, Hidalgo y Durango. Tres de las cuales, resultaron ganadoras con: Gabino Cué en Oaxaca, Mario López Valdés en Sinaloa y Rafael Moreno Valle en Puebla. Gobiernos desastrosos, constituidos por ex priistas en el gabinete, presionados por poderes de facto o simplemente por priorizar la política de su partido de origen. Esto permitió que en la pasada elección del 5 de junio se diera el retorno del PRI en Oaxaca y Sinaloa, y el PAN consiguiera por si solo la gubernatura de Puebla.
Nuevamente, en la elección del 5 de junio de 2016, la alianza PAN-PRD consiguió las gubernaturas de Quintana Roo, Veracruz y Durango. Aparentemente la alianza izquierda-derecha le permite al PRD seguir temporalmente en el juego político, pero quien verdaderamente se benefició fue el PAN al arrebatarle en total seis gubernaturas al PRI. Actualmente el PRI gobierna en 15 estados y el PAN 11, mientras que el futuro del PRD será vivir bajo la sombra del PAN, porque como dicen los panistas “el objetivo era derrotar al PRI” y ya lo consiguieron. Los panistas han tenido en el PRD el mejor aliado, primero lo usan y después lo destruyen.
Una coalición para prosperar debe darse bajo los siguientes principios: una condición de suma cero entre sus integrantes, que sus militantes conozcan y acepten los efectos reales de dicha alianza, y cumplir con un principio de racionalidad que supone que los jugadores tomarán un curso de acción que les permita lograr el mayor beneficio posible para sus militantes.
Contrariamente, en la coalición PAN-PRD, la gran vencedora política fue la derecha, el PRD únicamente sobrevivió y evidenció la carencia de fuerzas políticas para postular a candidatos surgidos de sus filas, menospreció a su militancia y nunca compartió un programa de gobierno serio. Ambos partidos olvidaron que una coalición también es la voluntad de la gente que la va a formar.
El próximo año, la elección a gobernador del Estado de México, será la de mayor impacto por tener el mayor número de votantes del país, por ser uno de los últimos bastiones del priismo y lugar de origen de Peña Nieto, quien ya comenzó a jugar sucio con la compra de voluntades. El abandono y la orientación que ha tomado en los últimos la dirigencia perredista, obligan a sus militantes a resistirse a perder la esperanza, la dignidad y las convicciones. Es momento de que la militancia perredista construya su futuro y no se hunda con la mafia que hizo pactos para dañar su proyecto.
Ante la pérdida de credibilidad de la dirigencia nacional del PRD y el descrédito con los gobiernos surgidos de sus coaliciones antinatura con el PAN, los militantes perredistas se encuentran únicamente ante dos opciones viables: unirse formalmente a Morena y dar el paso que miles han dado en el país, para guardar congruencia; o apoyar el proyecto de Morena con su voto. Ambas son posibles.
Morena, es la única opción del cambio democrático en el Estado de México, abierto a mujeres y hombres de buena voluntad. Un proyecto que construye de abajo para arriba e involucra a los mexiquenses en la gobernabilidad del estado.
El Estado de México ya no está para experimentos, los militantes del PRD deberán apelar obligatoriamente a principios éticos para ir en coalición con un proyecto afin, si es que quieren subsistir dignamente. O de lo contrario, consagrarse y morir como el “conejillo de indias” del PAN; los perredistas mexiquenses, pueden dar la batalla de la dignidad o terminarán apoyando a la esposa de Calderón en el 2018.
Ya desde el siglo XVI, Maquiavelo lo señalaba, “nunca debe aliarse con otro más poderoso para atacar a terceros, a no ser que se vea forzado a ello; la razón es que en caso de victoria, el aliado más débil se hace su prisionero”. Ahí la disyuntiva.